Cuando decidimos acudir a una consulta médica para realizarse un implante capilar es porque buscamos resolver un problema estético. No por el contrario, crear uno nuevo. Por eso mismo, muchos pacientes que se han planteado llevar a cabo dicho cambio temen por el hecho de la necesidad de raparse la cabeza.
Nos ha parecido muy oportuno escribir un post sobre este tema. Ya que puede ser algo que nos preocupe de tal manera que pueda llegar a impedir que nos sometamos al injerto capilar. A pesar de haber tomado ya la decisión.
La buena noticia es que no tiene que ser así necesariamente. Existen alternativas para poder realizarte la intervención sin necesidad de raparse por completo la cabeza.
Por qué la importancia de raparse la cabeza
Partimos de la base, que lo ideal es rasurarse la cabeza para someterse a un injerto o trasplante capilar.
Sin embargo, los innovadores métodos sí que permiten que solo sea necesario afeitar una pequeña parte. En concreto el área donante.
Lo que los pacientes de verdad necesitan es una solución efectiva para el problema de su alopecia. A poder ser sin tener que sufrir una etapa de calvicie absoluta que devenga del procedimiento. A pesar de lo que hemos mencionado con anterioridad, hay posibilidades de realizar la técnica del trasplante rasurando únicamente la zona donante, siempre que se cumplan unos requisitos mínimos que valorará la Dra. Marina Garrido.
En caso de que para ti sea un problema el hecho raparte la cabeza pero hayas decidido someterte a un injerto capilar, hay opciones. Pero deberemos valorar antes algunos aspectos para garantizar que los resultados sean óptimos.
- Cuál es la técnica más adecuada para el trasplante de folículos.
- La cantidad de injertos necesarios.
- Circunstancias personales y médicas.
- El largo del cabello.
No será hasta entonces en función de dichos aspectos en los que podremos valorar la situación. Es importante que entre el paciente y la doctora se establezca siempre un vínculo en el que la confianza es clave.
¿Qué es la zona donante?
Por definición, el trasplante de cabello es una técnica que utiliza la unidad folicular como el elemento básico que se trasplanta de una zona a la otra. El área de dónde se extraerán los injertos, es considerada el área donante, y suele ser por lo general la zona de atrás de la cabeza.
Esto es así, porque en la mayoría de las ocasiones la nuca es el área más poblada, además de que los folículos en esta zona tienen una predisposición genética a no caerse. Este factor es muy importante, ya que es necesaria una cierta densidad mínima para poder asegurar que habrá injertos suficientes para extraer.
Estas técnicas no solo se pueden utilizar para tratar la caída del cabello, sino que además sirven para tratar alopecia en otras zonas, a través de un implante de cejas o trasplante de barba, o para cubrir cicatrices.
Técnicas aptas para el trasplante capilar sin raparse la cabeza
Actualmente las técnicas de trasplante capilar, ya sea FUSS o FUE, pueden realizarse sin la necesidad de un rasurado total de la zona donante para el procedimiento.
En qué consiste la técnica FUSS
Se trata del tratamiento clásico en cirugía capilar. En esta técnica, únicamente es necesario rasurar la superficie de la zona donante de la que se extraerá la tira (strip). Tiene el inconveniente, de dejar una cicatriz lineal, que en todo caso, queda disimulada entre el pelo de la zona donante.
Este método requiere de la fragmentación de la tira en las unidades foliculares una a una y la posterior implantación manual en la zona a injertar.
En qué consiste la técnica FUE
Es una de las técnicas más utilizadas entre los expertos. Permite que la cirugía del trasplante sea menos invasiva. Esto se debe a que evita la necesidad de una incisión lineal como la podemos ver en la técnica de FUSS o tira.
A pesar de que la intervención puede ser un poco más larga, es una de las más eficaces. Al extraerse los folículos uno por uno se trata de un trabajo más laborioso pero bien hecho. Las incisiones son de un milímetro a penas. Con lo cual las cicatrices serán minúsculas.
El hecho de rapar o no la cabeza en su totalidad, dependerá tanto del paciente y el estado de su cabello como del profesional. Habrá casos en los que sea suficiente con rasurar una superficie pequeña de la zona donante, pero la mayoría de las veces se recomienda el rapado total.
Los casos en los que podemos realizar la cirugía únicamente rasurando una parte o la totalidad de la zona donante, suelen ser casos de entradas o coronilla completamente alopécicas, cicatrices o pequeñas densificaciones. Hay que tener en cuenta que hacer un rasurado parcial (dejando cortinillas de cabello para disimular el afeitado) nos limita el número de unidades foliculares que podemos extraer y no podremos cubrir grandes superficies. Igualmente, el hecho de no rasurar la zona a injertas en los casos en que aún queda una moderada cantidad de cabello nativo, puede dificultar los cuidados y curas posteriores a la cirugía, afectando directamente a la supervivencia del injerto.
Conclusiones a extraer
Siempre hemos querido transmitir que cada caso es único. Y con él todas las características y condiciones que se presenten. Por eso mismo, es importante resolver las dudas de manera individual.
Después del post en sí, esperamos haber podido resolver tus dudas sobre el rapado completo. Igualmente como ya hemos mencionado hay que tratarlo con el experto para que nos asesore de la manera más profesional posible. Solamente así, conseguiremos los resultados que tanto esperamos conseguir después de la intervención.
En cualquier caso, se trata de un proceso a largo plazo. Pero no lo olvides, también es un procedimiento que durará para siempre. Una vez te sometas al mismo, el cabello volverá a crecer de la manera más viva y natural. Así que será el momento de lucir tu melena. Igualmente solo tú, puedes valorar en el caso de que debas raparte, si te compensa o prefieres esperar.